Efectividad, operatividad y potenciación del tratamiento en patología fóbica, en el contexto de los Servicios Especializados de Salud Mental públicos: La utilización en la sala de consulta de los recursos de Internet.

Servicio Cántabro de Salud (SCS). Salud Mental
Sistema de Atención y Ayuda a la Discapacidad (SAAD). Dirección Gral. de Servicios Sociales. Consejería de Empleo y Bienestar Social. Gobierno de Cantabria
Profesor Asociado Universidad de Cantabria (UC)
Recibido el 17/08/2009

PALABRAS CLAVE: Efectividad, Trastornos fóbicos, Tratamiento, Internet.
[26/5/2009] |

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Se presenta una forma de actuación en el tratamiento de los trastornos fóbicos en los Servicios Públicos de Salud Mental, mediante el cual, con el uso del ordenador y los recursos especializados de la Red, es posible realizar exposiciones que representan en muchos casos una importante herramienta para el clínico, que fomentan la participación y el progresivo avance del paciente en la eliminación de sus síntomas y que aporta en conjunto, un escenario de posibilidades en la actuación en este tipo de patología.
![]() Introducción Aunque la inmensa mayoría de los clínicos en Salud Mental –psicólogos y psiquiatras- en su práctica diaria no son experimentalistas, los diferentes métodos conductuales han sido sometidos en los últimos años a pruebas experimentales y a sofistificaciones no solo en el laboratorio, sino también en la clínica (Hartmann et. al, 1979)(1). El avance de un tratamiento efectivo aparece siempre de la mano de la implementación del enfoque experimental y del clínico. Así el tratamiento puede ser repetido, comprobado y perfeccionado y los elementos sobrantes pueden aparcarse para que los ingredientes efectivos puedan refinarse y ampliarse, potenciando el mismo. Es necesario, y sin miedo, que el profesional esté dispuesto a modificar sus intervenciones dentro del sistema de salud pública, de tal forma que los usuarios del mismo –pacientes-, puedan recibir aquellos tratamientos, cuya base, la investigación ha demostrado que son eficaces. A pesar de que esto no es muy frecuente en la práctica diaria, todas las ideas aparentemente lúcidas deberían ser sometidas a prueba antes de su adopción. Los profesionales, entonces, podrían conocer cuales son los tratamientos más efectivos, por qué lo son y cuales serían los recursos más apropiados para llevarlos a cabo. La constante demanda de tratamientos efectivos ha llevado a probar nuevos tipos de profesionales y equipos capaces de aplicar el tratamiento en diferentes situaciones. Esto, ha explicado, y está poniendo de manifiesto los defectos y carencias de nuestro sistema público en el ámbito de los servicios especializados de Salud Mental, la cantidad de tradiciones y obstáculos de maneras de aplicar la teoría, que a veces impiden o retrasan el desarrollo de formas más eficaces de emplear los recursos. La metodología de counseling, directiva, de aplicación del sentido común aplicado a los problemas conductuales, donde el final consiste en que el paciente se autoadministre el tratamiento, dentro de los consejos habituales de “lo has de hacer tú mismo” ó “utiliza tu fuerza de voluntad”, ha provocado aún mayores cambios en nuestras teorías. La ansiedad puede ser superada con mayor efectividad dentro de un marco de actuación adecuado –conductual-. En el binomio teoría-praxis y en cualquier área del conocimiento científico asentado, aunque en muchas ocasiones las ideas tratan de reforzarse poniéndose a prueba experimentalmente, para de esta manera darles valor y alcanzar nivel de categoría, en la realidad las cosas funcionan casi siempre a la inversa; son los hechos, las circunstancias, a veces causales y a veces no tanto, las que funcionan como motores, que terminan dando lugar a la “comprensión” de los mismos y que, y en lo sucesivo, por medio de la repetición y experimentación bien controlada, aportan avances en el conocimiento. La Terapia Conductual es útil especialmente en determinados síndromes neuróticos bien definidos, como son los catalogados como trastornos de ansiedad (DSM-IV, 1994)(2). Por otra parte, el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) y el trastorno de afectividad –depresión- son mucho menos apropiados para ser tratados mediante técnicas conductistas. Definir objetivos conductuales claros y conseguir la cooperación del paciente es esencial para un adecuado progreso en el tratamiento. Principios de la exposición y trastornos fóbicos a tratar La inmensa mayoría de los trastornos conductuales que reducen la ansiedad comparten el procedimiento común de que la exposición continuada al estímulo que evoca la ansiedad termina por finalizar con ésta (Marks, 1973)(3). Así mismo, la exposición real, siempre que se pueda realizar, es mejor a la imaginada (Emmelkamp y Wessels, 1975)(4); los efectos mayores se obtienen con tratamientos más largos de tiempo que con aquellos más cortos, incluso con exposición de 25 minutos, repetidos hasta obtener 100, 150 ó 200 minutos de exposición (Chaplin y Levine, 1980)(5). En cuanto a la atención e implicación emocional del paciente durante la exposición, ésta debe ser moderada y continuada durante el período que ésta dure, procurando que los fenómenos de disociación –ignorar la exposición, escapar mentalmente, evitar el miedo …- sean reducidos al mínimo, para que la misma tenga efectividad (Marks, 1981)(6). La categoría de los trastornos fóbicos más comunes que a diario se presentan, y que son susceptibles de tratar en el mismo espacio de la consulta, son todos aquellos englobados en la categoría de monosintomáticos, ya que para éstos, podemos encontrar suficiente material archivado y por otra parte, la exposición puede circunscribirse con total “identificación” –ad hoc-, a la problemática particular del paciente. La taxonomía de alteraciones conductuales posibles a tratar con esta modalidad es muy amplia y engloba entre otras muchas: fobias a animales, fobias a la sangre y heridas, fobias a volar, fobias a los automóviles, al trafico y a conducir, fobias a fenómenos metereológicos (aire, tormentas…), agorafobia, thanatofobia… ![]()
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