domingo, 8 de agosto de 2010

ENFERMEDADES PSICOLÓGICAS RELACIONADAS CON LA VISIÓN

 LA VISIÓN

Aunque el ojo es denominado a menudo  el órgano de la visión, en realidad, el órgano que efectúa el proceso de la visión es el cerebro; la función del ojo es traducir las vibraciones electromagnéticas de la luz en un determinado tipo de impulsos nerviosos que se trasmiten al cerebro.

ENFERMEDADES PSICOLÓGICAS RELACIONADAS CON LA VISIÓN
 
La ansiedad, el estrés y la depresión actúan sobre distintas hormonas, provocando cambios en nuestro organismo, que nos hacen más sensibles al dolor e influyen en distintas enfermedades. Un ejemplo serían los estudios que relacionan el estrés con el cáncer. En este sentido, se ha demostrado que éste puede influir tanto en el origen como en el curso de la enfermedad. Del mismo modo, se ha demostrado que las personas que padecen depresión presentan una debilitación del sistema inmunológico o de defensa, con lo que pueden enfermar con más facilidad o bien les puede ser más difícil recuperarse de ciertas enfermedades.

Algunas de las enfermedades psicologicas relacionados con la vision son:

  • ceguera o flata de visión
  • visión doble 
  • vertigo Es una sensación de movimiento cuando no lo hay o una sensación exagerada de movimiento, que puede ser rotatorio, oscilante o de traslación. Es un síntoma subjetivo, en donde hay sensación de que el propio cuerpo gira (vértigo subjetivo) o de que los objetos giran a su alrededor (vértigo objetivo); suele acompañarse de pérdida del equilibrio y si es muy fuerte se acompaña de síntomas neurovegetativos como palidez, diaforesis, náuseas y vómito.

PSICOSOMÁTICA Y ENFERMEDADES VISUALES 
Pocas enfermedades visuales se han analizado desde el campo de la psicosomática. De hecho, es interesante que en las clasificaciones generales sobre enfermedades psicosomáticas no se incluyen las visuales (Békei, 1984; De la Fuente, 1985; Díaz, 1991).
Groddeck (1983) consideraba de origen emocional la miopía, la presbiopía, la hemorragia retinal y los cambios orgánicos en el ojo. Sami-Ali (1974), con relación al glaucoma y las cefalalgias, cita a French y Alexander, quienes subrayaron la relación entre ataques de glaucoma y acontecimientos emocionales específicos. En los pacientes, estos estados emocionales se convierten en estados afectivos crónicos que los llevan a enfrentamientos, la tensión ocular aumenta al incrementarse la agresividad, y las imágenes visuales prevalecen al evocar situaciones traumáticas. También cita a Ziwar, que en 1948 publica el primer informe de psicoanálisis de un enfermo de glaucoma: “[hay] una agresividad borrosa, ni suficientemente reprimida ni aprisionada en un sistema neurótico bien elaborado” (p. 158). Detalla tres fuentes de la agresividad: la relacionada con la rivalidad edípica, la frustración de la necesidad de ser alimentado y la defensa contra la pasividad (Sami-Ali, 1974). Un trabajo sobre glaucoma de Fain (1957) ubica a la visión como una función motriz primaria en la que los ojos expresan lo más primitivo; la función voyeurista del ojo se desarrolla a partir de la inhibición motriz, por lo cual el glaucoma implica el fracaso de la represión.
LA CORIORRETINOPATÍA SEROSA CENTRAL
Von Graefe describió los aspectos clínicos de la enfermedad en 1866, pero no fue sino hasta cien años después que Maumenee, utilizando fluorescencioangiografia, notó por primera vez que el desprendimiento seroso era consecuencia de un escape al nivel del epitelio pigmentado retiniano (cfr. Yanuzzi, Schatz y Gitter, 1982). La enfermedad es descrita como “una entidad que se caracteriza por un desprendimiento seroso, localizado, de la retina neurosensorial, secundario a una fuga a través de un defecto o disfunción del epitelio pigmentado de la retina” (Dalma y González, 1996). Se manifiesta en forma aguda con visión borrosa, metamorfopsia o ambas, oscurecimiento del campo visual, xantopsia (anormalidad de la vista en que los objetos aparecen amarillos) e hipermetropía causada por la elevación de la retina; por lo general la visión se mantiene buena aun cuando el paciente esté sintomático. No es raro que refiera episodios similares anteriores en el mismo ojo o en el contralateral; hay ataques recurrentes hasta en un 30 a un 50% de los casos, al cabo de los cuales puede haber una disminución importante por daño permanente del epitelio pigmentado retiniano, de los fotorreceptores o de ambos. Habitualmente es un padecimiento autolimitado que se resuelve espontáneamente al cabo de uno a seis meses en el 80 a 100% de los casos.

WENDY CATHERINE GÓMEZ ALBARRACÍN

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